El 6 de diciembre del año 1244, fiesta de San Nicolás, los musulmanes entregaron la ciudad, al entonces príncipe Alfonso X el Sabio. El príncipe mandó edificar una iglesia en honor a San Nicolás y puso a la ciudad bajo su protección.

Desde hace 778 años los alicantinos le han venerado como patrón y seña de identidad en su historia.

ALGO MÁS SOBRE SAN NICOLÁS

San Nicolás, Obispo de Myra,que nacio en al año 270, no llegó nunca a ser Papa, como se ha llegado a pensar. Lo fueron otros cinco grandes personajes que sí llevaron su nombre. Éste procede etimológicamente del griego, cuyo significado es “vencedor del pueblo”. Es conocido como San Nicolás de Bari, ya que es en esta ciudad italiana de la costa adriática donde fueron llevadas sus reliquias en 1087. Se cuenta que de su cuerpo sigue manando “una suave mirra”, o sudor con la que se curaba milagrosamente a los enfermos. En Italia es denominado el “Manna di S. Nicola”.

San Nicolas de Bari

Muy pocas cosas se conocen con certeza acerca de esta mítica figura. Nació en una provincia del Asia Menor, llamada Parara de Licia. Peregrinó siendo joven a diversos lugares de Egipto e incluso Palestina. En la capital de Licia, Myra, llegó a convertirse en su obispo, cuando regresó de tales agotadores viajes. Su vida corrió peligro en tiempos de la persecución del martirizador de cristianos, el emperador Diocleciano. Fue encarcelado pero gracias a otro soberano, Constantino, pudo ser liberado. También se decía que participó en el Concilio de Nicea en el año 325, aunque no aparece en los listados de los obispos asistentes. Fue un luchador incansable contra la herejía arriana que ponía en duda la divinidad de Cristo.

Fue muy conocida su actuación en la liberación de tres inocentes, justo en el preciso instante en el que el verdugo iba a ejecutarlos. Reprendió públicamente al gobernador Eustaquio, quien llegó a arrepentirse por su injusticia. En esa ocasión estuvieron presentes tres guardias que, creyéndose al borde de la muerte, rezaron a San Nicolás. Esa misma noche se apareció el santo en sueños al emperador Constantino y éste ordenó la liberación de los oficiales, siguiendo las instrucciones del obispo. Supo que aquellos miembros de su guardia habían invocado al santo. El magnánimo monarca envió entonces a los tres soldados ante San Nicolás con una misiva en la que pedía que rezase por la paz en el mundo.

A partir de esos momentos, uno de sus más famosos milagros, su culto se extendió por todo el occidente. Según la tradición, en la ciudad turca de Myra, donde ejerció su labor episcopal, tuvo una gran predilección por los niños pobres; de ahí que se convirtiera en su protector. Tanta fama alcanzó que incluso el emperador Justiniano construyó una basílica en Constantinopla (hoy Estambul) y su popularidad se extendió por todo el orbe cristiano. No sólo es patrón de Alicante, sino que lo es de Rusia, por ejemplo. En este enorme país, los zares levantaron más iglesias bajo su advocación que a ningún otro santo. Se le conocía aquí muchos siglos antes que en América. Se erigió patrón también de muchas ciudades alemanas, austríacas, belgas, holandesas, italianas… así como de marineros, de mercantes, de viajeros…

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Otro de sus grandes y populares milagros fue el conocido como el de las “tres doncellas”. Se trataba de las tres hijas vírgenes de un pobre de Myra. Era tal la miseria en la que se hallaban que, para salir de la miserable situación, trató de prostituirlas . Se cuenta que fue San Nicolás el que, para evitarlo, lanzó varias monedas de oro por la chimenea de su casa. En otra ocasión lanzó la bolsa con el dinero desde la calle. Así hasta tres veces hasta que las tres muchachas pudieron tener una vida digna. El feliz vecino pudo saber quién era su salvador: una noche en la que estaba acechando, oyó caer algunas monedas en la ropa tendida, momento en el que sorprendió al bienhechor. Este episodio se recuerda en las representaciones de “San Nicolás” con tres bolas de oro, simbolizando las tres dotes de las hermanas a las que salvó permitiéndoles casarse honradamente.

Más terrible fue el suceso de los tres niños asesinados y descuartizados por un carnicero y sumergidos en una tina de abobar llena de sal. Fueron resucitados por el Obispo. Así, en el fabuloso retablo de “San Nicolás de Bari”, de la iglesia de San Francisco de la capital palmera, a los pies del santo (una escultura barroca de 1724 confeccionada en madera policromada de 104 cms. de alto procedente de Sevilla), aparecen las tres pequeñas tallas de los niños (de 23, 5 cms.) saliendo del barril. Estas figurillas aparecieron al final del Gótico, aunque es en el Renacimiento cuando ya surgen de dentro del cubo. También en el nicho central superior de este precioso altar, al otro lado de la peana de nuestro Santo, aparece la figura de un “copero” (16,5 cms). Se recuerda así la historia de un joven cautivo de un rey pagano que el santo devolvió sano y salvo a su familia.

Se cuenta también que durante una terrible sequía y hambruna, el obispo bendijo a los barcos que acudían a auxiliar a una zona muy castigada y, gracias a su intersección, pudieron salvarse de un terrible temporal. También pidió a unos mercaderes que dejasen todos los alimentos de su embarcación para poderla entregar a los hambrientos. Cuando llegaron a su destino, encontraron todas las viandas en su lugar original.